Una cámara panorámica a través de estrechas fachadas en una calle estrecha de una ciudad mexicana, un niño en un balcón, cables telefónicos enmarcando nubes: imágenes tan impactantes del lugar se quedan contigo. La hábil cámara de Carolina Rueda construye el telón de fondo de una apasionante historia de dos niños que crecieron a raíz de las decisiones clandestinas de sus padres revolucionarios. El uso intencional de dos idiomas, tanto hablados como textuales, como estética asertiva, es a la vez una innovación y un placer. Oklahoma Mon Amour retrata una familia rota y la búsqueda de su reencuentro, el viaje de dos hermanos, los desafíos que enfrentan los jóvenes multiculturales que necesitan encontrar su verdadera identidad y desvelar secretos enterrados, todo esto teñido por la desconcertante cercanía entre México y el Filmada en blanco y negro y con una estructura no tradicional que evoca un cine anterior de los años sesenta y setenta, la película también interactúa con las tensiones mundiales actuales y presenta un enfoque inusual de la dinámica México/Estados Unidos, mostrando también un México cosmopolita. Ciudad rara vez vista en el cine.