Una historia sensible, hermosa y verdadera sobre los niños, sus padres que luchan, su maestro sincero y las duras realidades de una comunidad ferroviaria improvisada. La historia se acerca a la vida y saca lo mejor de los personajes, a pesar de la pobreza y las desigualdades de la vida rural. La película logra centrarse en las cosas buenas de la vida de un niño que tuvo la suerte de contar con una buena guía de sus padres y maestros y captura la maravilla y la alegría de crecer con amigos. Ikal, el niño, es llevado de regreso a la escuela como por voluntad del destino, donde pasó todos estos momentos maravillosos; la escuela lo necesita. También conoce a su amor de la infancia y sin esfuerzo asume su nuevo rol como maestro, algo que siempre quiso hacer, inspirado por su difunta maestra, la Sra. Georgina. Lo único de la película es que captura la infancia sin exageraciones. No hace ningún esfuerzo artificial para llevar la historia a un buen final. Sobre todo, inspira al espectador a ver el bien en las personas y las circunstancias. Una de las mejores películas mexicanas del año.